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sábado, 1 de junio de 2013

Relato de un cansado Cronopio que se quedó sin palabras para explicar qué le pasaba en su largo trayecto de vida

Con la memoria fresca, a Cortazar, esté dónde esté (ahora mismo entre mis manos, en las hojas ajadas de un libro más de una vez leído)

I)
Cuatro largos meses pasaron desde la ultima vez que lo vimos sobre corrientes. Corría, cuando lo cruzamos con un papel entre las manos y los ojos desorbitados. Lo quisimos parar, preguntarle que pasaba, pero con el mismo ímpetu nos corrio agitando sus brazos. Casi gritando, embebido en sudor, nos pidió que lo dejemos en paz, que no lo llamemos. Y eso hicimos. Lo conocíamos bien, y estábamos al tanto de sus delirios, pero por alguna razón nos pareció extraño. Extraño porque sus delirios iban con el orden, no con la locura. Aún así, quedamos en no decir una palabra. Y también, creo, que no somos tan buenos amigos como creemos. Nos cuesta un poco entender, nos duele otro poco ver como se hace daño. Y, así Esperamos, hasta hoy.

II)
Sobre la mesa un papel ajado, vidrios partidos y restos de vaya a saber qué. Empezaba a desquiciarme, cuando decidí escribir. Agarre un pluma y,

Primer paso:
Correr lo mas fuerte que se pueda, alejándose del lugar del hecho, preferentemente. Resultaría irónico si el lugar fue tu propia casa. Que de hecho lo fue. En ese sentido, trate de correr igual, de tomar aire fresco -mucho- y de enjugarse las lágrimas en caso de que las hay. Cuando crea que corrió lo suficiente, trate de sentarse, siempre es bueno. Un banco de piedra hará buena imagen, con su rostro corroído de grises y partido como piedra al tiempo. Allí resta pensar: quizás los porqué, o los cuándo: las cosas del inminente dolor. Buscar esas claves que uno borró involuntariamente, ensalzándolas al noveno nivel del espíritu. Esto puede causar conmoción, ríos intermitentes y entrecortados de salada amargura.
Recuerde volver de donde salió.

Segundo paso:
Quemé efectos personales que le abran recuerdos. Espere, bueno, no es necesario quemar, sólo apártelos de su contacto diario. En una caja están bien, recuerde no mirarlos atentamente, porque usted sabe, bueno, sabe, creo que no se lo voy a explicar.

Tercer paso:
No permanezca mucho tiempo encerrado. Usted sabrá, hay miles de lugares donde ir, espacios verdes, árboles acampanados y de frondoso color y espesor. Quizás un bar, el eco del tintineo leve de uno hielos sobre el plástico cargado de ese suave sabor a maíz, dorado, o a uvas morado. Quizás un baile, quien dice, perderse entre cientos de personas, qué tan malo puede ser, son - reír, y ahogarse en un litro de alcohol, ¡Que tan malo puede ser! ¡Eh! ¡Digame! ¡Qué tan malo puede ser! ¡Carajo!. [Amar es una mierda] Disculpe, es que.... yo.... Olvide eso del alcohol, y del baile, mejor salga a caminar.

Cuarto paso:
Dejé que pase el tiempo. Prudencialmente, largo y sostenido. Si. Pasa el tiempo. Búsquese algo que hacer, quizás pintar, o leer revistas, ver series: si... mate el tiempo haciéndo lo que hacemos todos, encerrados en un cuarto, cuatro paredes mirando sesenta veces al día el mismo progra... ¡Es que no lo puedo evitar! ¿A quien se le ocurre? ¿Entendés? Instrucciones para qué (...)

Quinto paso:
Sólo silencio, aquí no hay más palabras. No sé que mierda hacer.

3)
Leiamos, atentamente.
Fuimos a buscarlo.
En la plaza, estaba, deshecho.
Le preguntamos sin éxito.
Balbuceó: me cansé de buscar explicaciones a todo.
Balbuceó: Aquí solo estoy yo, y mi silencio.


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